viernes, 3 de septiembre de 2010

PASADA LA ESTACIÓN


Vengo con este sol, subido
por los puentes, sin alianzas
de turbio fluir evanescente,
para morir en tu acera cómplice.

Vengo con esta lluvia, huido
del lodo que te encumbra, sin tersura
de saberte amasco que desvaría,
para morir en tu camino de insomnio.

Vengo con este viento, metido
en el espeso celaje, con retraso
espasmódicamente definitorio,
para morir en tu frontera lacerante.

Vengo para quedarme, execrable
por tu perdón, sin prebendas
del pájaro fulminado,
para morir en tus alas inagotables.

Vengo con esta esperanza, confiado
en tus brazos, que se abran
a su hijo defenestrado,
para morir de tu invierno categórico.