jueves, 24 de septiembre de 2009

CALMA CHICHA, en mi pueblo


¿Dondé están los agitadores, los implacables altavoces de la desidia y el rigor?
El silencio más absoluto en este tiempo de conformismo bien remunerado, desaparecen las plataformas y los formatos en los que la verdad aún siéndola queda sin ser proclamada porque los emisores sólo pretendían un mejor acomodo.
Como confiar en nada si eso es lo que queda después de que los lobos han vuelto al redil convertidos en ovejas no se sabe con que premios y contrapartidas.
La integración en el orden y lo políticamente correcto de aquellos que sólo buscaban llegar a sus objetivos cuales fueren, levantan la monótona carga de la indolencia y desaparecen movidos por el resorte de la plusvalía y la máxima de que si no puedes ganar la guerra unete al enemigo.
"Tristes guerras si no es por amor la empresa".Las denuncias de las injusticias quedan solapadas a la justicia real del momento, los agravios silenciados porque en su nuevo status no se dan,las prevaricaciones, cohechos y abusos de poder sometidos bajo la doctrina que les acoge y procura bienestar y una satisfacción largamente perseguida.
¿Qué es lo que queda de aquel mundanal ruido?, quizás la certeza de que en un tiempo futuro volverán a agitarse las consignas conspiradoras porque ya no les vale el presente inmisericorde, y aparecerán cual setas en invierno los estrategas del caos con innumerables sortilegios para restablecer su ámbito de plena felicidad.

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