jueves, 25 de marzo de 2010

PASEN Y VEAN


He asistido recientemente a la audición de un acto que me atrevo a definir como tragi-cómico, al más puro sentir literario de nuestro siglo de oro.
Nuestros representantes políticos han adquirido un tal nivel cosmopolita que defienden causas honorables de gran valía para la humanidad, olvidándose por completo de las cuestiones domesticas y negando por consenso la realidad local y cercana que nos urge a todos, sin reparar que son los elegidos para tales menesteres amen de postulados dignos de salvaguarda.

El vacío, el vacío salvador, ha de estar dado por una velocidad máxima, por una máxima vibración de esa última realidad que se ha nombrado como “sesión circense”, y supeditadamente del “alma plenaria”.
Su acción hace, crea el vacío, que puede ser llamado “nada”, la nada corporativa-municipal, tan sospechosa para los adoradores de la pieza teatral, no para sus simples creyentes, ni menos todavía para sus aceptantes.

La oposición es la compañía que todo gobierno necesita. Ningún gobierno va solo -eso es una abstracción-, va acompañada de la oposición, sin la cual no podría existir. Quizá el mutismo de la oposición se deba, casi siempre a la falta de oposición; o bien a que la oposición así llamada no tiene oposición, está sola, muda, participa del espectáculo, y sin embargo lo que necesita es un dueño, su amo, este otro que acompaña a la oposición es la ausencia de un dueño perdido.
Cuando en la tradición no desaparecida de la sabiduría o saber de experiencia el que sabe pregunta la cuestión, el enigma puede hasta tomar la forma de un modesto acertijo al que no sabe, “borracho yo, borracho tú”, queda sentenciado en el órgano representativo y estupefacto del pueblo.

Tenemos los políticos locales que practican la más surrealista de las políticas, solventando de forma indiscriminada la alternancia en el poder de manera ejemplar y siguiendo los principios de conveniencia paritaria.
Los ciudadanos preocupados por problemas reales, por realidades que le atañen directamente a sus vidas como el desempleo, la vivienda, la educación o la cultura, asistimos al bochorno tardío de que es otro muy distinto el debate por el que se decantan nuestros acólitos, inmersos en sus miserias personales y particular enjundia, en sus débitos con la justicia o en sus grados de alcohol en sangre.

El desempleo en nuestro pueblo es inaceptable y si bien son otros los agentes de los que depende su solución, poco hacen nuestros representados para atajarlo desde su ámbito y competencias, la vivienda con graves problemas de desarrollo y finalización, empresas públicas que desaparecen por una mala gestión dejando a sus trabajadores con la mayor de las incertidumbres, la juventud sujeta a la inventiva de unos intereses nefastos, defraudada por un sinfín de promesas incumplidas, la cultura un páramo lamentable y usada como moneda de cambio, resoluciones de dudosa praxis al menos moral que no son sometidas a pleno, todas estas cuestiones no son razones suficientes para dar sentido a un debate serio, por el contrario recurren a los fuegos de artificio para sin pudor ni escrúpulos, traicionar nuestra condición de ciudadanos decentemente representados.

P.D

… Y cada cuatro años el sufragio.

2 comentarios:

  1. Ay el desencanto de la política o de los políticos mejor dicho... Te pongo dos links de tus blogs en "La polla en verso", para que más gente te enlace y te lea.
    Saludos.
    d.b
    www.lapollaenverso.blogspot.com

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  2. Gracias por tu visita y darle voz a mis rincones.

    Un abrazo ya te sigo.

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